terça-feira, 16 de dezembro de 2008

O Que a Reforma Ortográfica Portuguesa Deixou Para Trás!

Abaixo um mini-dicionário para conseguir entender algumas palavras (e variantes) que, por sorte, não serão modificadas pela Reforma.



Lusitanês:

Giro = bonito
Durex = camisinha
Fixe = legal (ñ, ñ é o mesmo que fish)
Fufa = sapatão
Colocar palitos = chifrar
Broche = boquete
Cuscar = fuxicar
Picadura = injeção
Tomates = bolas
Cara de puto = cara de menino (essa me assustou um bocado)
Rabo = Traseiro (mas rabo não é algo pejorativo como no Brasil)
Cu = Bunda
Olho do Cu = Cu




obs: a imagem foi achada no google

segunda-feira, 8 de dezembro de 2008

12 Hombres Sin Piedad

Esa quizá ha sido una de las películas más baratas a ser producida ya que la acción ocurre casi todo el tiempo en un único escenario. Sin embargo, cada ínfimo espacio del pequeño salón es aprovechado de una manera que recuerda el teatro. El tamaño del sitio, así como el ventilador roto, corrobora con la sensación de tensión de los personajes, y el público acaba por sentirse tan claustrofóbico como probablemente se sentían los jurados.

En verdad, existen dos versiones de esa película, con pocas, aunque importantes, alteraciones. En ambas, un joven latino es acusado de matar su propio padre y cabe a los doce jurados definir cual es la sentencia. En un primer instante, eses hombres parecen formar un jurado bastante heterogéneo. Cada un tiene un empleo diferente, diversas edades y nadie se veste la misma manera que el otro. A pesar de eso, a los pocos podemos notar que todos poseen algo en común que influya directamente en su decisión final… todos ellos son hombres y nadie es de la misma etnia que el acusado.

En la versión de los años 50, la acción se pasaba en una época en que el racismo era más do que reinante, era legalizado. En aquel período, había en los colegios la separación entre blancos y negros, y basta que nos recuérdennos el caso de Rose Parks (que había sido detenida por no ceder su sitio en el autobús a un hombre blanco) para entendiéremos como la color de piel influenciaba la manera como eran vistas las personas.

En esa primera película, todos los jurados son blancos e en los momentos finales, el racismo muestra su cara demostrando que aquellos jurados dejaban que sus valores influenciaran en su decisión de acusar o declarar inocente un joven.

Ya en los años 90, en una época que quizá pueda ser caracterizada por la “ola” del políticamente correcto, tres de los jurados eran negros, pero, ninguno era latino como el acusado. Otro tópico era entonces abordado, la cuestión de la xenofobia. Algunos de los jurados más conservadores (quizá más reaccionarios) llegan a tornar claro que el joven era violento justamente por ser latino. La escena más espantosa es cuando un personaje negro reclama que sus “hermanos” sufrieron luchando por derechos que un ‘inmigrante’ tendría de gracia.

En el principio de las dos versiones, casi todos votan automáticamente ‘culpado’ sin al menos avaliar propiamente las pruebas. Su rápida sentencia no se basa apenas en el preconcepto, pero también en diversos factores. Nadie parecía tener participado de un jurado e todos poseían alguna ocupación que los aguardaba en el lado de fuera.

Demostraban poca preocupación con el facto de la vida de un joven estar en sus manos. Sin embargo, un hombre (Henry Fonda en la primera versión e Jack Lemmon en la segunda) decide los desafiar al votar inocente, afirmando que era necesario avaliar más detalladamente las evidencias que no tenían se quedado claras para él.

A pesar de esa película poseer pocos elementos en común con lo típico melodrama, ella se encaja perfectamente en ese género porque nos causa compasión y temor, sus dos propiedades esenciales (ALTMAN, Rick – “Los Gêneros Cinematográficos” - página 28). Los actores de esa película poseen la habilidad de conmover sin que sea necesario la utilización del exagero.

Si leváramos en consideración solamente producciones más representativas de esa clasificación, percibiríamos diferencias visibles. Por ejemplo, no hay ninguna mujer en escena ni cualquier mención a un romance. Tampoco hay interpretaciones demasiado teatrales como a que se tornó regla entre las grandes divas de los años 30 y 40. Aunque el melodrama sea asociado a las producciones volteadas al público femenino, el crítico Ben Singer (“Female Power in the Serial-Queen Melodrama: The Etiology o fan Anomaly”) apunta que en verdad ese género estaba más relacionado a acción, aventuras y hombres de clase trabajadora en los primeros años del cine. Es decir que esa película representa perfectamente el melodrama.

La conducta moralista también está presente y se torna evidente cuando el personaje de Fonda declara, en un tono de sermón, que algunos de los jurados poseían todavía la misma visión tacaña de sus antepasados.

A pesar de que tenga dos personajes centrales que se tornan polos opuestos caracterizando muy bien el bueno y el malo, los otros no son presentados de manera maniqueísta (como es de costumbre en ese género), pero como seres complejos cuyas opiniones y actitudes pueden variar de acuerdo con lo que consideran como correcto llegando, al final, a la misma conclusión: de que el joven acusado es en verdad inocente.